La Fundación Nexo Empleo presenta ‘Lo social emprende. Empresas para el cambio’ en la sede de la ONCE en Castilla-La Mancha

El pasado 25 de febrero tuvo lugar en la Delegación Territorial de la ONCE de Castilla-La Mancha la presentación del estudio 'Lo Social Emprende - Empresas para el cambio" de la Fundación Nexo Empleo. Un estudio que pone de relieve y demuestra que las entidades sociales están “cada vez más preparadas” para iniciar emprendimientos que les garanticen “independencia frente a las administraciones públicas”

El estudio se centra en el análisis del emprendimiento en la economía social y solidaria de la mano de entidades sociales. Es por ello, que la presentación de este estudio se llevó a cabo en un acto que acogió un debate sobre la pertinencia del emprendimiento dentro del Tercer Sector. En esta presentación acudieron la directora general de Autónomos y Economía Social, Ana Carmona; José Martínez, presidente del Consejo Territorial de la ONCE en Castilla-La Mancha; José A. Romero, presidente Mesa del Tercer Sector y Juan Miguel del Real, presidente de Economía Social Castilla-La Mancha. Todos ellos junto a los autores del estudio, Víctor García Fachal y Cristina M. Izarra, de NexoEmpleo, moderados por la periodista Alicia Avilés Pozo, de elDiarioclm.es.

Puedes ver el acto en el siguiente enlace

Entidades sociales “cada vez para preparadas” para emprender

Entre las conclusiones del documento, sus autores destacan que el nicho natural de emprendimiento del Tercer Sector es precisamente la economía social y solidaria, que contempla diferentes formas jurídicas como la asociación o la fundación sin ánimo de lucro, las cooperativas, las sociedades laborales o las empresas de inserción.

Esta economía, cuya principal característica es que “pone a la persona y al planeta en el centro”, está “llamada a cambiar el mercado tal y como lo conocemos”. Porque, como señala Víctor García “las entidades sociales no tienen ánimo de lucro, pero sí ánimo de facturación para cumplir sus fines y conseguir la sostenibilidad de sus proyectos más allá de las subvenciones públicas”.

La argumentación está basada en que estas entidades están cada vez más acompañadas por oficinas de emprendimiento públicas y privadas, cursos de formación en habilidades de gestión empresarial o estudios académicos, porque las administraciones públicas “se han dado cuenta del inmenso potencial de cambio del Tercer Sector”.

“La necesidad de emprender desde el Tercer Sector es algo que va más allá de la autonomía financiera”, subrayan los autores. Y por ello consideran que pedir al Tercer Sector que emprenda es ir también “más allá de lo estrictamente económico”. Tiene que ver, alegan, con “la cultura organizativa que la sociedad civil y le permite estar más preparada para los cambios constantes a los que nos vamos a enfrentar”.

Es el motivo por el que consideran que hablar hoy de entidades sociales sin hablar de emprender es “negar al tercer sector el papel de agente de cambio social y concebirlo como un mero gestor de recursos, desde una visión estrictamente conservadora”.

Bajo este contexto, el estudio aborda dos escenarios a elegir: un Tercer Sector “conservador, mero gestor de subvenciones” o unas organizaciones “fuertes, autónomas” y con “capacidad de cambio social”.

“Se trata de dar un paso más allá y de concebir que el Tercer Sector es más que la discapacidad, la promoción cultural, la exclusión social, promoción de empleo, organizaciones sociolaborales y las ONG de desarrollo, vecinales o cualquier otro colectivo.  Lo que necesitamos es un marco jurídico que respalde su iniciativa emprendedora como entes generadores de empleo”.

De hecho, los autores de “Lo social emprende” advierten de que para ello no basta solo con las empresas de inserción o con las cooperativas de iniciativa social, que “son muy importantes, pero solo una pequeña parte de la economía social”. Debe ser también “un nicho de empleos que puede crecer de forma sostenida y sostenible”.

“La gran transformación de la economía va a llegar desde el Tercer Sector”, proclama el estudio en sus conclusiones, añadiendo que “todavía está por ver la primera administración pública, valiente, que destine una partida presupuestaria para apoyar acciones de emprendimiento desde el Tercer Sector con medidas de acompañamiento y compatibles con subvenciones y convenios. Pero llegará”.

Aunque también resalta que toca a las entidades sociales “demostrar que son capaces de emprender y sostener iniciativas económicas viables y desde la cofinanciación exigir a las administraciones públicas su parte en el proceso”. “Ojalá pronto veamos a empresas españolas y europeas hacer lo mismo. Eso generará unos mecanismos colaborativos que pueden mezclar lo mejor de lo público con lo mejor de lo privado, y ese espacio emprendedor, y de mantenimiento del sistema de bienestar, se llama Tercer Sector Emprendedor”, concluye.