ONCE Castilla-La Mancha, 40 años de historia
El 2 de septiembre de 1985 nace la Delegación Territorial de la ONCE en Castilla-La Mancha.
Hasta esa fecha, los centros de trabajo que había, un total de 11, pertenecían a Madrid o Murcia. Pero, fruto de la modernización de la entidad, tras su Decreto Ley de democratización y reestructuración en 1981, así como la realización de un solo sorteo en enero de 1984, facilitó que nos ajustásemos a la distribución autonómica del país.
En sus inicios, la ONCE tenía un pequeño local en la calle de La Plata, en la esquina de la travesía que lleva el mismo nombre, muy cerca de la popular Plaza de Zocodover, en Toledo, y próximo al punto donde se ubicara en su nacimiento hacia noviembre de 1939. Con la expansión se adquirió un edificio en el Callejón de Menores número 6, que sirvió de sede en los primeros años de la Territorial.
Está sede comenzó a acoger a los primeros profesionales que se incorporaron para desarrollar el centro territorial y comenzar a coordinar a las otras diez agencias.
El primer presidente del Consejo Territorial fue Francisco Cuesta Díaz, quien fuese vendedor de nuestros cupones en la toledana Plaza de Zocodover, concretamente en la confluencia con la calle Sillería. Fue el primer representante electo por los algo más de mil afiliados que por aquella época tenía la ONCE en nuestra tierra.
Por otro lado, los dos primeros delegados en Castilla-La Mancha fueron Antonio Manzorro Collantes, gaditano; y Emilio García Perpiñán, alicantino.
Con el incremento de los servicios sociales (en la segunda parte de la década de los 80), la sede quedó pequeña y se adquirió un edificio en la calle Alféreces Provisional (hoy calle de La Paz), junto al Alcázar toledano, que, tras una obra integral en su interior, se inauguraba en marzo de 1989.
En estos años, los trabajadores crearon el equipo de fútbol de la sede territorial para jugar en una liga local, equipo que duró más de diez temporadas, y se hacían muchísimas actividades. Por ejemplo, jugar al fútbol en la festividad de Santa Lucía; una capea popular (algo muy de la época), donde algunos ciegos valientes tomaron la alternativa; o la celebración de la festividad de Los Reyes, donde algunos trabajadores, con la indumentaria adecuada, hacían realidad los sueños de los hijos, manteniendo viva la ilusión, sin duda la gasolina de nuestra Casa.
También por esos años se hicieron los primeros campamentos organizados con alumnos que atendía el equipo educativo. En 1987, en la localidad de piedras escrita, en Toledo; un año más tarde en Alicante; y en 1989, en Cuenca.
En octubre de 1987 comenzó la comercialización del Cuponazo, sin duda, un éxito comercial y que impulsó los ingresos de la entidad para poder seguir trabajando por las personas con discapacidad visual en Castilla-La Mancha.
Hoy, cumplimos 40 años de historia, solidaridad e inclusión. 40 años en los que todas las personas que han pasado por la ONCE en Castilla-La Mancha forman parte del impulso que nos ha traído hasta aquí junto a toda la sociedad que confía en nosotros, y que tiene, sin duda, la seguridad de que estamos ahí para ayudar a los más vulnerables.
Hemos llegado a lo que somos gracias a esa sociedad castellanomanchega que se acerca cada día a probar suerte con nuestras loterías; a las alianzas tejidas con muchos amigos y al esfuerzo y trabajo de los afiliados y trabajadores de la ONCE en nuestra región.
Carlos Javier Hernández Yebra,
delegado de la ONCE en Castilla-La Mancha
